Batistín, un clásico que se renueva

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El restaurante de Villa Huinid es un clásico de la buena mesa barilochense, un prestigioso restaurante de hotel, que periódicamente renueva algunos platos de su carta e invita al público local con sabores de la Patagonia, en platos equilibrados, abundantes y a precios razonables.

Macarena Bernabei, Gerenta de Alimentos y Bebidas del hotel y Andrea Tapia, del sector de Reservas, junto al chef Max Galvan y su equipo de cocina debaten cada temporada los platos de la carta en base a productos simples y representativos. Las decisiones son consensuadas y valla que hay sorpresas.

La carta presenta en primer lugar los platos clásicos, las especialidades patagónicas del chef que nunca deben faltar en el menú de un restaurante turístico. La trucha de los lagos del sur, con bísquet de langostinos y papas cocidas al vapor; lomo de ciervo colorado, galette de papas y hongos, con chutney de manzanas verdes; corderito patagónico, que es un roulade de cordero braseado, envuelto en panceta, con hummus y ensalada de verdes con yogur natural.

“Uno de los platos más solicitados es el lomo Andino envuelto en panceta, con puré de papas a la creme y puré andino. Pero también recomendamos a nuestros comensales compartir el tapeo Catedral con crocantes, guacamole, baba ganush, hot cheddar, mayonesa de langostinos, nachos, tostadas, bastoncitos de mozzarella, langostinos apanados, berenjenas en escabeche y otros” describió el chef. “Hemos decidido denominar a varios de los nuevos platos con términos invernales, con lo cual son fáciles de descubrir” agregó.

Como entrada compartida hay dos propuestas, igual de tentadoras. Una selección de quesos y una degustación de ahumados patagónicos, que se sirven en porciones para dos personas, pero son generosas y pueden ser compartidas por más comensales.

Entre las entradas individuales, que obviamente también se pueden compartir, destacamos los langostinos envueltos en papas crujientes, causa limeña al modo del chef, con papas doradas, langostinos y mini ensalada criolla con palta (riquísima!) o el pulpo en escabeche, acompañado con papas al natural, brotes verdes y salsa vizcaína. También hay dos ensaladas, la campestre, que incluye zanahorias, arvejas, tomate, choclo, apio, cebolla, hojas verdes, yogurt natural y mayonesa o la Batistín, que viene presentada en una fina canasta de queso con atún, huevos, semillas de quínoa, maíz, arvejas, cebolla, mayonesa y oliva al estilo mediterráneo. Más que tentadora!

Las sopas para los días de mucho frío son una gran alegría. “La de crema de espárragos y yogurt es mi preferida” destacó Macarena. “Max tiene una mano sorprendente” halagó la gerenta. Asimismo podemos mencionar la sopa de aros de cebolla con tiritas de bacón gratinado y la funghi, de hongos.

Las pastas son desde su apertura una buena propuesta en Batistín. Pastas frescas y pastas secas, ambas al dente. Hay papardelles al huevo, ravioles de verdura y penne rigate. Todas pueden ser acompañadas por salsa de hongos, bolognesa, cuatro quesos, fileto o capresse.

Los ravioles de espinaca nueces y queso de cabra con ragú de cordero y el raviolón de trucha, vienen con salsa de verdeo. Finalmente, los gnocchi spuflé, se sirven con salsa carbonada.

Las carnes grilladas son siempre un plato muy pedido por los turistas. Max prepara trucha arco iris grillada al limón, entrcot (roast beef), medallón de lomo y el tradicional bife de chorizo. Cada corte se sirve con papas fritas, puré de papas o calabazas, arroz o vegetales grillados. También se puede optar por algunas de las dos ensaladas enunciadas.

Imperdibles los postres!. Imposible irse sin probar alguno, al menos en forma compartida. Recomendamos dos: “el bocado de nieve”, un brownie de chocolate blanco con salsa inglesa y el “Tronador”, un volcán de chocolate helado de crema americana y frutos rojos.

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