Grandes vinos en El Viejo Molino

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En el marco del evento Bariloche a la Carta, las remodeladas instalaciones de la antigua casa de té El Viejo Molino, emplazada sobre la Av. Bustillo al 6.000, recibieron la visita del enólogo y sommelier local Diego Digiacomo, quien brindo bajo la temática “vinos de alta gama” una magnífica charla y degustación que se combinó con un tapeo especial.

Dirigida por sus anfitrionas Noelia Chaar y Iara Casanovas, la remodelación quedó estupenda. Los nuevos detalles modernizan el ambiente, conservando todo aquello que aún habla de historia e imprime para el lugar su característica calidez y familiaridad. Así la propuesta culinaria vuelve a posicionarse, como en los viejos tiempos, entre las recomendadas.

Durante la degustación, el salón con capacidad para unos cuarenta comensales, estuvo completo y los visitantes en su mayoría residentes disfrutaron de ponderadas partidas de las bodegas Domaine Le Billoud, Cuarto Surco y Familia Barberis, que maridaron con buena gastronomía.

Descubrir cómo es un gran vino fue el objetivo del encuentro, libre y gratuito, cuya convocatoria y participación reafirma que Bariloche cuenta con excelentes profesionales. Con estilo propio, Digiacomo dirigió una divertida cata, inundando el ambiente de interesantes explicaciones que acabaron con mitos faltos en torno al vino e incomprensibles tecnicismos, invitando al público a ser consiente del pleno disfrute que rodea a esta bebida y que bien puede expresarse en pocas palabras, “me gusta o no me gusta”, afirmó. “Sería frustrante si les dijera que deben descubrir tal o cual fruta o aroma en una copa si nunca los han experimentado. El detectarlos o no, dependerá de las vivencias de cada persona”, aseguró.

Los vinos propuestos por el enólogo y director del portal web De Vinos y Vides, fueron en primer lugar el Humberto Barberis Gran Reserva, ciento por ciento Malbec cosechado a mediados de abril de 2009. Esta bodega, cuya historia comienza en Piamonte, Italia, alrededor de 1895 y se continúa en 1910 en tierras mendocinas, es reconocida en la Argentina y el exterior por la excelencia de sus productos. El ejemplar degustado destacó muy buen equilibrio entre el alcohol, la acidez y el dulzor, logrado tras 14 meses de paso por barricas de roble francés. Su valor es de 250 pesos.

Entre copa y copa, Diego repasó aquellas cuestiones que van forjando el valor final de un gran vino, “indudablemente su costo se define a partir del rendimiento por hectárea, es decir racimos por planta, el uso de barricas que por ser importadas son costosas y la mano de obra necesaria para lograrlo. Todos los vinos, y estos aún más, conllevan mucho trabajo y cuidados especiales”, aseguró.

Luego se sirvió El Reparo Gran Reserva Malbec, cosecha 2010, de la bodega mendocina Cuatro Surco, cuyo 50 por ciento de la bebida pasó por barricas de roble francés durante 12 meses. Un vino exquisito que puede adquirirse a un valor de 280 pesos. “El estilo de un vino se decide en el viñedo, en algunos casos, teniendo en cuenta que los aromas maduran antes que la uva”, afirmó el enólogo.

En tercer lugar se degustó un Giraud Billoud Reserva, ciento por ciento Malbec, cosecha 2011, de la bodega Domaine Le Billoud. “Esta empresa familiar fue la primera en envasar vinos en damajuana en 1890”, repasó Digiacomo. El ejemplar degustado, elaborado a partir de sus viñedos ubicados en Cruz de Piedra, Maipú, con un periodo de crianza en barricas roble francés y americano de 24 meses, alzó una importante medalla de plata en concurso internacional.

El encuentro finalizó con un Pleno Cabernet Sauvignone, cuyo 10 por ciento de la bebida proviene de un viñedo de 50 años de antigüedad. Su valor es de 380 pesos.

Luego de la degustación, los asistentes fueron invitados a degustar los nuevos platos de la carta: trucha en manteca de hierbas con vegetales de estación, ojo de bife con salsa de oporto y vino tinto, cordero en su salsa, ravioles de trucha ahumada, fetuccini con salsa de camarones, albahaca y nueces, sándwiches de trucha, pollo o vegetales, tablas de quesos y fiambre de primera calidad para 2 y 4 personas, variedad de pizzas y postres, para acompañar con vinos o cerveza artesanal Blest. El Viejo Molino abre sus puertas para almuerzos, meriendas y cenas, acepta tarjetas y ofrece buenos descuentos para residentes. Recomendado.

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