Vinos y Diegos

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Si Diego Di Giacomo invita a degustar vinos a la vinoteca de Diego Freixa es “un pecado” decir que no. Aunque uno tenga compromisos previos, aunque se ponga en juego el trabajo o el matrimonio… hay cosas en la vida que no pueden esperar… o en todo caso, tienen prioridades. Y los buenos vinos, las tienen…

Ambos Diegos son amigos, compinches y organizaron numerosos eventos y reuniones, cuyo motivo central invariablemente incluía una degustación de vinos. Hasta abrieron una sala exclusiva para degustar tintos, blancos y espumantes, en la calle Ruiz Moreno, donde se llevaron a cabo encuentros memorables, varios de ellos con adoración a Baco.

Esta vez la cita tuvo lugar en el subsuelo de la bodega de la calle San Martín, un viernes a la noche, para un selecto grupo de invitados. Se degustaron 4 tintos, de diferentes regiones del país y también se probó una tabla de ahumados artesanales, elaborados por Pablo Alder, en el barrio Melipal de Bariloche.

Diego Di Giacomo sirvió en primer término un Pinot Noir reserva de la bodega neuquina Fin del Mundo, cosecha 2009, con 18 meses de paso por barrica. Luego sirvió un Merlot de la bodega mendocina Joffré, con 10 meses de barrica y en tercer término un gran reserva Cabernet Sauvignon, de la bodega Adriana Rodríguez, también de Mendoza, con 24 meses de roble. El especialista en vinos recordó que las tres cepas son de origen francés y se dan muy bien en Argentina. También invitó a los presentes a realizar comparaciones entre ellas y dejar el vino en copa, que se abra y mejore su sabor.

El cuarto vino fue un Tannat, en este caso un lote especial, de la bodega salteña Colome, considerada la más alta del mundo, cosecha 2010. Las cuatro cepas fueron degustados en primer término y luego saboreadas en compañía de los ahumados, lo cual permitió un nuevo sabor de cada producto. Los vinos fueron ponderados por los presentes y finalmente obtuvo la mayoría de adhesiones el de más alta gama, el Cabernet Sauvignon.

A cada asistente se le entregó un dossier con el extracto del decreto 1800/2010 por el cual se declara al vino como bebida nacional de Argentina y también el texto de la ley por la cual el Congreso Argentino sancionó el 3 de julio de 2013 al vino como bebida nacional.  Di Giacomo resumió los fundamentos de la norma y los beneficios que esto puede traer para los productores y también promotores de los vinos.

La ley y el decreto podrán ser aplicados e impulsados por el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, como así las acciones del Plan Estratégico Vitivinícola 2020. Su objetivo inicial es “difundir las características culturales que implique la producción elaboración y consumo del vino argentino y sus tradiciones”.

En Bariloche, el objetivo de ambos Diegos, es continuar difundiendo el noble producto argentino, consumido por millones de ciudadanos y exportados hacia todo el mundo. No en vano, en el ranking internacional, entre productores y consumidores, Argentina ocupa el honroso quinto lugar en el mundo.

La reunión finalizó con el anticipo de un nuevo encuentro, con nuevos vinos, en un entorno natural, a bordo del crucero de Pablo, por el frío lago Nahuel Huapì, pero en épocas más veraniegas, con un poco más de calor.

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