Los vinos «más altos» del mundo

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En Salta hay viñedos plantados a 3.100 metros, con los cuales se elaboran los vinos de mayor altitud en el mundo. Allí la bodega Colomé tiene 12 hectáreas cultivadas con malbec, la cual envasa en sus productos Premium. Los cuatro productos que envasa la bodega norteña fueron presentados por Marcelo Maizelman, supervisor comercial del área de Latinoamérica de Bodega Colomé S.A. y el enólogo Thibaut Delmotte en Patagonia Vinos, junto a exquisitas empañadas. Un mix perfecto.

La reunión fue organizada por la anfitriona de la vinoteca, Anabella Alcuaz, y convocó a numerosos chef propietarios y referentes de la gastronomía local. Una reunión amena en la cual los asistentes se informaron que Argentina no sólo tiene la bodega más austral del mundo (en la zona de El Hoyo, Chubut) sino también la de mayor altura, ubicada en Colomé, Salta.

Delmotti explicó que más allá del marketing la razón para cultivar vides a tanta altura es buscar uvas diferentes, en un clima distinto. A mayor altura se logra una mayor longitud térmica, noches más frías, mayor incidencia de los rayos ultravioletas, que generan una piel más dura en la uva y un color más negro. Dijo que para lograr los mejores vinos de 3.100 metros aun falta un tiempo.

Colomé comercializa cuatro productos: un torrontés, el Amalaya, un malbec y un reserva; cuatro vinos de alta gama. Se venden solamente en vinotecas y en restaurantes gourmet.

Thibaut Delmotte (“Tibo” para los amigos) explicó que el objetivo de la bodega es envasar un millón de litros por año. Actualmente opera en un 60 por ciento, y exporta el 70 por ciento de su producción. Sus principales clientes residen en Inglaterra, Alemania y Brasil. La bodega es la más chica del grupo, que tiene similares emprendimientos en Australia, Sudáfrica y California (Estados Unidos). El enólogo francés, quien hace cinco años trabaja en Salta, sostuvo que cada vino es diferente. “No hay una globalización del vino, cada viñedo, cada terruño permite elaborar un producto propio”, señaló.

Donald Hess compró la primera finca en el año 2001, después de probar los vinos que allí elaboraba la familia Dávalos, parientes del gran músico salteño Jaime Dávalos. Hoy posé cuatro fincas (Cafayate, Colomé, Payogasta y Altura Máxima) y la bodega se emplaza en Colomé, un pequeño pueblo de 420 habitantes, emplazado sobre tierras privadas, a donde se llega en 4 horas desde la ciudad de Salta. La mayoría de sus habitantes trabaja para el emprendimiento, en las viñas, en la bodega o en tareas vinculadas con los vinos. La comunidad está organizada mediante una fundación, que permite generar políticas para mejorar la vida de los habitantes.

Hess no solo invirtió en la bodega y viñas, construyó un petit hotel y un gran museo de arte con obras de James Turrell, un artista californiano a quien el suizo le compra cuadros desde los años sesenta. El museo tiene 1.700 metros cuadrados cubiertos y está abierto al público. El hotel tiene 9 suites y está abierto al turismo.

Las explicaciones cautivaron a los presentes y no faltaron los que amagaron con organizar un tour a Salta. Sol, calor y buenos vinos son tres argumentos muy tentadores para los residentes de la Patagonia. La reunión contó con la participación de varias “celebridades” locales: Fernando López Scharp (Yuco), “Popín” Domínguez (Jauja), Gustavo y Érica Lanús (Naan) , Ernesto Wolf (Cassis), Leandro Weiss (Familia Weiss), Eduardo Holloway y Sebastián Stövekem (Butterfly), Leo Morcella (Waldhaus), Pablo Luna (Canela), Erika Lieva (Inacayal), Rebeca Leal Diaz (Villa Huinid) y Fernando Pérez (revista Aire) coparon las mesas.

Los vinos fueron servidos por Nicolás Nocetti y junto a las tablas de quesos y riquísimas empanadas, preparadas por Erika Harsanyi, crearon un clima similar al que podría tener lugar en Cafayate.

El primer vino que se sirvió fue el torrontés. “Tibo” reconoció que conoció el vino torrontés lo conoció en Salta. Llegó hasta allí enamorado de una profesora de idiomas, que dictaba clases de francés. Se habían conocido en Europa. Si bien la relación no duró permitió que el enólogo sea contratado por Hess, para asesorar sobre la elaboración de los vinos. Explicó que se tuvo que acostumbrar a trabajar y vivir al ritmo salteño. “Aprendí a ser paciente y saber esperar, no todo se puede hacer de un día para el otro”, dijo.

Se elabora con uvas provenientes de viñedos de entre 30 y 60 años, seleccionadas en forma manual. Se cría 3 meses en tanque y 2 en botella. Tiene un color oro pálido típico de la variedad. Es fresco con matices florales de madreselva, rosas y notas de limón. La cosecha servida, 2009, ganó en los Decanter World Wine Awards 2008 el premio al mejor vino blanco en la categoría aromático seco hasta 10 libras en el mundo.

La bodega lo exporta a 13 países, entre ellos Colombia y Brasil. Es un torrontés diferente a los tradicionales vinos de Cafayate y es ideal para acompañar una tabla de sushi o una paella de frutos de mar.

El Amalaya, también cosecha 2007, tiene un 70 por ciento de malbec, 20 de cabernet y 5 de tannat y syrah. Solo el 20 por ciento del vino pasa por madera, el resto reposa en tanques de acero. Cada año el corte es diferente, pero siempre predomina la cepa malbec. Se elabora con uvas propias y de terceros, cultivadas entre los 1700 y 2500 metros, en Alto Valle Calchaquí. Es un vino para servir de 17 a 19 grados e ideal para acompañar carnes rojas o pastas.

Tibo es partidario de los vinos con tapas a rosca. Explicó que en la bodega de Australia todas las botellas tienen este tipo de tapa, inclusive los vinos de alta gama, de 300 dólares la botella. No obstante, sabe que en Argentina reemplazar el corcho de alcornoque llevará tiempo. Dijo que probarán con tapas a rosca en el vino torrontés, pero en los tintos sólo podrían envasarse algunas partidas destinadas a exportación.

El tercer vino fue el Colomé malbec, con uvas plantadas a 3.500 metros. Tiene 15 meses en barricas de roble francés y 6 meses en botella. El 85 por ciento son uvas malbec y el resto cabernet sauvignon y tannat. Las cosechas 2004, 2005 y 2006 obtuvieron 91, 90 y 92 puntos en la escala de Wine Spectator.

Por último, el Colomé Reserva, etiqueta negra, con 85 por ciento de malbec y 15 de cabernet, es considerado el vino Premium de la marca. Negro, intenso y profundo, con aromas a fruta madura, moras, pimienta negra y ciruelas. Es un vino voluminoso y poderoso en boca, redondo, con muchos taninos, refinados y aromáticos. Ideal para compartir con unos ravioles negros de salmón o una lasagna con cordero.

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