Para cultivar brotes en casa…

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Los germinados son los brotes que producen los granos o semillas de los cereales y legumbres. Son, por tanto, un alimento “vivo”.

Los brotes más conocidos son los de soja, pero la gran mayoría de cereales y legumbres germinados son aptos para el consumo humano, lentejas, trigo, cebada, garbanzos, centeno, alfalfa… Lo curioso y lo que los convierte en un alimento de propiedades únicas es que los germinados tienen un valor nutricional más alto que la propia semilla y son mejor tolerados y absorbidos por el organismo humano.

Al ser un proceso absolutamente natural, germinar semillas en casa es algo muy sencillo que casi no cuesta dinero y que sólo requiere un poco de tiempo y una dedicación mínima.

Veamos algunas recomendaciones para germinar semillas de alfalfa:

Para comenzar es importante conseguirlas en un lugar que nos garantice una buena calidad. Preparamos un frasco limpio de vidrio con boca ancha, una tela poco tupida que deje pasar bien el aire o una gasa y algo para sujetarla (una goma, cinta, elástico, etc).

Por otro lado necesitamos un lugar que nos brinde los tres ingredientes naturales básicos: agua, oxígeno y luz (calor). Colocamos las semillas en el recipiente y cubrimos con abundante agua. Tapamos con la gasa y las mantenemos en remojo entre 10-12 horas (dependiendo de la semilla) para que se hidraten.

Pasado este tiempo cambiamos el agua, las enjuagamos y volvemos a sumergirlas en agua limpia. Esta vez el líquido sólo deberá cubrirlas ligeramente, si les ponemos demasiada agua podemos hacer que se pudran y no es lo que queremos. Luego, las dejamos en un lugar oscuro y cálido donde la temperatura ronde los 20 ºC.

Debemos cambiarles el agua dos veces al día solo durante los dos primeros días. Los siguientes días cambiamos el agua solo una vez hasta que veamos aparecer los pequeños brotes.

Cuando éstos ya tengan al menos dos centímetros, debemos empezar a exponer el recipiente a la luz del sol de manera progresiva para que tenga lugar el proceso de fotosíntesis.

Dependiendo de la semilla, su germinación tardará de 3 a 5 días. Si hay nenes en casa será toda una experiencia “cultivar” y ver cómo crece algo comestible en casa.

Cuando ya tengamos los brotes, los lavamos bien y les retiramos las semillas antes de comerlos.

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