En Tandil abrió las puertas de un sueño

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No es difícil imaginar la felicidad que se desprende de la sonrisa de un cocinero cuando, después de haber trabajado muchos años en cocinas ajenas, la cosa comienza a funcionar por cuenta propia y la frase “viene el ejecutivo a controlar la partida” se transforma en “el que propone, cocina y controla acá soy yo”. Son muchos los casos pero, el de José Ferrer abraza lo particular.

Después de diez años entre las ollas de la cocina del hotel más emblemático de Bariloche, en donde mantiene grandes amistades, este querido cocinero, dio el sí frente al altar y se mudo junto a su mujer Alejandra Álvarez de regreso a Tandil, su hermosa ciudad natal, inserta en un valle de sierras y arroyos, la cuenca lechera más importante del país, para hacer realidad otro de sus grandes sueños, llevar adelante su propio restaurante gourmet.

Ubicado en el barrio Uncas, a 15 cuadras del centro de Tandil, el establecimiento lleva el nombre de la hermosa finca que Ferrer escogió para establecer su anhelado emprendimiento, San Isidro restó, con un menú degustación que varía semanalmente, presentando platos clásicos con el objetivo de expresar en cada elaboración la sinceridad que acarrea el trabajar con buenos productos.

La casa quinta fue remodelada y adaptada a restaurante, con quincho y un amplio deck con vista al cerro La Movediza y a la ciudad. Abre sus puertas los días jueves, viernes y sábados y dispone de 22 cubiertos. Entre los vinos que se recomiendan en la carta, ganan terreno las etiquetas de las bodegas mendocinas Antucura y Joffré, escogidas para acompañar sus buenos platos, en recomendación de su amigo y gran conocedor de vinos Javier Rozas, quien representa estas etiquetas en la región cordillerana.

Las propuestas semanales son publicadas con varios días de anticipación, entre ellas el público ya ha podido degustar un menú con los productos más representativos de la Patagonia, en honor a sus tantos años de residencia en Bariloche. Entre los platos inaugurales, presentó sopa crema de champiñones y hongos de cultivo, trucha arco iris en croûte de semillas de sésamo, escabeche tibio de lentejas, cremoso de arvejas y pomelo rosado, cordero braseado en vino syrah y especias, papas rotas en aceite de limón y verduras asadas con hierbas frescas. Como postre, bienvenidos fueron los característicos frutos rojos de la Patagonia, con croutones de chocolate, crema de cardamomo y helado

El sur es un lugar que guarda gran parte de su trayectoria gastronómica e innumerables anécdotas junto a cocineros amigos, como Darío Gualtieri, Emiliano Schobert, Felix Bahamonde, Mauro Trinarolli y Nelson Muñoz entre muchos otros, para quienes orgullosamente “el Oveja” es un grande.

El compromiso, la humildad y la pasión por la cocina son las tres palabras que encabezan su desempeño en el rubro. “La cocina es pasión, son muchas horas de vida dedicadas a este hermoso oficio. Ser cocinero es una gran responsabilidad, es una forma de vida”, expresó José como comentario, en una nota publicada por la revista Aire, en la que se entrevista a su querido amigo Bahamonde.

Tandil es una ciudad que ha crecido a gran escala en cuanto a la calidad de sus productos y su comercialización, en especial de embutidos, lácteos y derivados, los cuales indudablemente suman a los clásicos gourmet de San Isidro, de la mano del propio Ferrer.

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