La mente ejecutiva de un hotel 5 estrellas

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No es sencillo llevar puesta la camiseta de “chef ejecutivo”. Es dar cuenta y sacar de la conciencia de un cocinero un logo pasional que se estuvo formando durante muchos años para ser la cara visible de todo un equipo de trabajo.

Hace más de dos años, el Hotel & Resort Golf-Spa Llao Llao, un hotel que no solo guarda varias páginas de historia en Bariloche si no también lleva el peso de cinco estrellas reconocidas a nivel mundial, recibió a Rodrigo Ayala como chef ejecutivo para continuar el destacado servicio gastronómico que comenzó a sonar fuerte de la mano de Darío Gualtieri y luego de Emanuel Sarlengo.

Su currículo es extenso, a nivel académico y profesional. Tanto la Argentina como diferentes ciudades españolas y francesas han conocido sus desempeños. En nuestro país, fue el sous chef del restaurante  “Cristal Garden” del hotel Sheraton, instructor de la cátedra Cocina en The Bue Trainers (Gate Gourmet Argentina), en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) y la Universidad de Morón, además de haber tenido a su cargo las cocinas de los restaurantes Oliverio y Guadalupe.

A nivel internacional, se desempeño en los restaurantes Mugaritz, Martín Berasategui y Arzak, todos del país vasco, L´Esguard, Can Roca y Abac en Barcelona y Pierre Orsi, Maurice Trolliet y Pozzoli en Lyon, Francia.

Su relación con la cocina comienza con un análisis retrospectivo de sus antepasados y de su vida en sí. Su bisabuela era del país vasco, su abuela salteña, ambas amantes de la cocina. Rodrigo se crió en Castelar y recuerda los días de pesca junto a su padre, a quien caracteriza de excelente asador y amante de los arroces, a pesar de que no eran tareas de profesión si no de gustos. “De chico mi padre nos cocinaba caracoles al ajillo, conejo con salsa de tomate y polenta, platos a base de rana y anguila. Mi vida culinaria comenzó en aquel entonces”, confesó Ayala.

Al terminar sus estudios secundarios estuvo a punto de vender su alma a la medicina pero su análisis retrospectivo le impidió firmar. Su destino lo condujo hacia el arte culinario, para luego experimentar la riqueza de sus diferentes ramas.

Aún recuerda su primer libro “La cocina del instante”, de Francis Mallman.

Su formación, comprende haber cursado la carrera de profesional gastronómico en el Instituto Argentino de Gastronomía y numerosos cursos como cocina étnica, cocina mediterránea, Cocina India, Alta Cocina Francesa, Cocina Italiana y Vinos entre otros. Así mismo, tuvo algunas formaciones en la Escuela de Cocina Alicia Berger.

A unos meses de terminar la cursada comenzó a trabajar como ayudante de cocina en el hotel Sheraton. Hoy Rodrigo Ayala suma a esa pasantía 17 años de carrera en el mundo gastronómico, con gorros de cocinero, chef, sous chef y chef ejecutivo.

“Me atraparon por completo los sabores de la cocina francesa. En Lyon trabaje muy cómodo, a mi gusto, eso hizo que el idioma no me echara del país, si no que me invitara a conocer parte de su cultura”, expresó el chef. “Es así que, mis inclinaciones tocan de lleno la rama francesa. Sin embargo, debo reconocer, que es una sociedad muy especial, difícil de satisfacer, son ricos en soberbia y visten una calidad humana bastante pobre”, agregó Rodrigo.

Después de otros viajes por Europa y de formar cocineros en el IAG, en marzo del 2008, llegó a sus oídos la propuesta de Emanuel Sarlengo, en aquel momento chef ejecutivo del hotel Llao Llao.

“Tomé la decisión de mudarme al sur con mi familia. Carlos Burgoa, gerente del hotel, me recibió con un abrazo; en mi vida me hubiera imaginado tal bienvenida”, expresó Rodrigo. “Me alejé de las tendencias, de las grandes ligas, las modas y adaptarme a Bariloche no fue un problema, salvo algunas discusiones con el clima, no paso a más. Las condiciones en las que me encuentro y la calidad de vida que llevo en Bariloche no tienen fecha de vencimiento”, agregó el chef.

En el campo de juego, su chaqueta de trabajo conserva un estilo por demás europeo, en métodos, en elecciones, en platos y en su proceder. Sin embargo, lleva la marca argentina en el trato con su personal, la cual resume en tres conceptos: calidez, humanidad y contacto.

“Traigo del exterior una imagen bastante negra de lo que es ser chef ejecutivo. Me forme en un marco más hostil, rígido y exigente. A pesar de ello, este sistema está descartado en mi ambiente de trabajo. Ese marco no va de la mano del profesionalismo”, comentó.

Así mismo, afirmó que la cocina del hotel mejoro muchísimo en los últimos años. A su llegada saco los platos japoneses y sumo a los franceses algunos muy especiales, bajo un concepto de cocina francesa moderna. Su estilo prioriza el sabor, la percepción de una buena estética y la simpleza en los platos. El reconocido chef argentino se especializa en pescados y mariscos junto a carnes de caza. Le resulta interesante jugar con los productos locales y desarrollarlos, mientras se apoya en la base que define su estilo.

Se aparta de la cocina molecular. Para el restaurante Los Cesares, de elegante decoración y finos detalles, elaboró una carta de 32 platos que marcan una línea: estéticos y con sabores variados. Se ofrecen platos a base de rana, truchas, hongos, cordero y salmón entre otros.

Las remodelaciones en el hotel son considerablemente complicadas debido a su afán de preservación. Aun así, Ayala afirmó que varias cosas se han comenzado a cambiar de la mano de Darío Gualtieri, quien apostó al trabajo gastronómico profesional, y que él continúa, en apoyo al desenvolvimiento de su personal y a la calidad del servicio que ofrecen como un hotel cinco estrellas.

Las cartas de los restaurantes Patagonia, Los Cesares y todo el servicio de pastelería se renuevan cada tres meses. En ocasiones se realizan cenas especiales y eventos en el salón Winter Garden del Hotel, como cordero al vino tinto, mariscos y guisos franceses.

En estos últimos años, el hotel comenzó a difundir sus propuestas culinarias entre los amantes locales. “La gente ve a la marca y a sus servicios como algo completamente inaccesible. En este último tiempo, hemos intentado quitarle algunas capas a nuestro logo e invitar a los barilochenses a disfrutar de variadas propuestas, a tomar el “te Llao Llao”, a degustar los cocktails y otras invitaciones a un costo por demás accesible”, explicó Ayala.

“Cenar en Los Cesares o en Patagonia son experiencias muy lindas. Tienen líneas diferentes, la carta de Patagonia es más amplia, más informal, cuenta con 35 platos entre los que se ofrecen hamburguesas de ciervo, de cordero, risoto de mar, risoto de cordero, algunas sopas y ensaladas. El estilo de Los Cesares es más formal, funciona solo para cenas y se debe mantener un código de vestimenta”, comentó.

Rodrigo considera que la gastronomía en Bariloche es atractiva y tiene buenos productos, pero a sus criterio, faltan profesionales que sumen creatividad y le den a la cocina cordillerana un poco mas de vuelo.

Los restaurantes del hotel han tenido excelente aceptación por parte de sus huéspedes. El 80% de ellos elijen almorzar y cenar dentro de las instalaciones. “Llevo puesta la camiseta y soy consciente de lo que significa. Soy responsable de todo lo que se hace en la cocina y de todo lo que entra y sale de ella”, agregó Rodrigo.

“Estoy muy a gusto con mi equipo de trabajo, el staff fue ampliado con la llegada de Federico Domínguez Fontán como sous chef y a Romina Retamozo como sous chef de pastelería. Ambos con muy buenas experiencias en sus puestos de trabajo”, finalizo el chef ejecutivo.

En el 2009 estuvo presente en el 6º Encuentro de Chef en Altura, en Villa La Angostura, cocinó junto a Leo Morsella y a Rodrigo Ginzuk y sus conclusiones al respecto suman palabras de agrado y agradecimiento a los chef.

Así mismo, Emiliano Schobert, propietario y profesor de la escuela de arte culinario El Obrador, invito al reconocido jefe a dar algunos cursos en la institución, lo cual le fue muy satisfactorio.

No es sencillo llevar puesta la camiseta de “chef ejecutivo”. Es dar cuenta y sacar de la conciencia de un cocinero un logo pasional que se estuvo formando durante muchos años para ser la cara visible de todo un equipo de trabajo.

Hace más de dos años, el Hotel & Resort Golf-Spa Llao Llao, un hotel que no solo guarda varias páginas de historia en Bariloche si no también lleva el peso de cinco estrellas reconocidas a nivel mundial, recibió a Rodrigo Ayala como chef ejecutivo para continuar el destacado servicio gastronómico que comenzó a sonar fuerte de la mano de Darío Gualtieri y luego de Emanuel Sarlengo.

Su currículo es extenso, a nivel académico y profesional. Tanto la Argentina como diferentes ciudades españolas y francesas han conocido sus desempeños.

En nuestro país, fue el sous chef del restaurante  “Cristal Garden” del hotel Sheraton, instructor de la cátedra Cocina en The Bue Trainers (Gate Gourmet Argentina), en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) y la Universidad de Morón, además de haber tenido a su cargo las cocinas de los restaurantes Oliverio y Guadalupe.

A nivel internacional, se desempeño en los restaurantes Mugaritz, Martín Berasategui y Arzak, todos del país vasco, L´Esguard, Can Roca y Abac en Barcelona y Pierre Orsi, Maurice Trolliet y Pozzoli en Lyon, Francia.

Su relación con la cocina comienza con un análisis retrospectivo de sus antepasados y de su vida en sí. Su bisabuela era del país vasco, su abuela salteña, ambas amantes de la cocina. Rodrigo se crió en Castelar y recuerda los días de pesca junto a su padre, a quien caracteriza de excelente asador y amante de los arroces, a pesar de que no eran tareas de profesión si no de gustos. “De chico mi padre nos cocinaba caracoles al ajillo, conejo con salsa de tomate y polenta, platos a base de rana y anguila. Mi vida culinaria comenzó en aquel entonces”, confesó Ayala.

Al terminar sus estudios secundarios estuvo a punto de vender su alma a la medicina pero su análisis retrospectivo le impidió firmar. Su destino lo condujo hacia el arte culinario, para luego experimentar la riqueza de sus diferentes ramas.

Aún recuerda su primer libro “La cocina del instante”, de Francis Mallman.

Su formación, comprende haber cursado la carrera de profesional gastronómico en el Instituto Argentino de Gastronomía y numerosos cursos como cocina étnica, cocina mediterránea, Cocina India, Alta Cocina Francesa, Cocina Italiana y Vinos entre otros. Así mismo, tuvo algunas formaciones en la Escuela de Cocina Alicia Berger.

A unos meses de terminar la cursada comenzó a trabajar como ayudante de cocina en el hotel Sheraton. Hoy Rodrigo Ayala suma a esa pasantía 17 años de carrera en el mundo gastronómico, con gorros de cocinero, chef, sous chef y chef ejecutivo.

“Me atraparon por completo los sabores de la cocina francesa. En Lyon trabaje muy cómodo, a mi gusto, eso hizo que el idioma no me echara del país, si no que me invitara a conocer parte de su cultura”, expresó el chef. “Es así que, mis inclinaciones tocan de lleno la rama francesa. Sin embargo, debo reconocer, que es una sociedad muy especial, difícil de satisfacer, son ricos en soberbia y visten una calidad humana bastante pobre”, agregó Rodrigo.

Después de otros viajes por Europa y de formar cocineros en el IAG, en marzo del 2008, llegó a sus oídos la propuesta de Emanuel Sarlengo, en aquel momento chef ejecutivo del hotel Llao Llao.

“Tomé la decisión de mudarme al sur con mi familia. Carlos Burgoa, gerente del hotel, me recibió con un abrazo; en mi vida me hubiera imaginado tal bienvenida”, expresó Rodrigo. “Me alejé de las tendencias, de las grandes ligas, las modas y adaptarme a Bariloche no fue un problema, salvo algunas discusiones con el clima, no paso a más. Las condiciones en las que me encuentro y la calidad de vida que llevo en Bariloche no tienen fecha de vencimiento”, agregó el chef.

 

 

 

En el campo de juego, su chaqueta de trabajo conserva un estilo por demás europeo, en métodos, en elecciones, en platos y en su proceder. Sin embargo, lleva la marca argentina en el trato con su personal, la cual resume en tres conceptos: calidez, humanidad y contacto.

“Traigo del exterior una imagen bastante negra de lo que es ser chef ejecutivo. Me forme en un marco más hostil, rígido y exigente. A pesar de ello, este sistema está descartado en mi ambiente de trabajo. Ese marco no va de la mano del profesionalismo”, comentó.

Así mismo, afirmó que la cocina del hotel mejoro muchísimo en los últimos años. A su llegada saco los platos japoneses y sumo a los franceses algunos muy especiales, bajo un concepto de cocina francesa moderna. Su estilo prioriza el sabor, la percepción de una buena estética y la simpleza en los platos. El reconocido chef argentino se especializa en pescados y mariscos junto a carnes de caza. Le resulta interesante jugar con los productos locales y desarrollarlos, mientras se apoya en la base que define su estilo.

Se aparta de la cocina molecular. Para el restaurante Los Cesares, de elegante decoración y finos detalles, elaboró una carta de 32 platos que marcan una línea: estéticos y con sabores variados. Se ofrecen platos a base de rana, truchas, hongos, cordero y salmón entre otros.

Las remodelaciones en el hotel son considerablemente complicadas debido a su afán de preservación. Aun así, Ayala afirmó que varias cosas se han comenzado a cambiar de la mano de Darío Gualtieri, quien apostó al trabajo gastronómico profesional, y que él continúa, en apoyo al desenvolvimiento de su personal y a la calidad del servicio que ofrecen como un hotel cinco estrellas.

Las cartas de los restaurantes Patagonia, Los Cesares y todo el servicio de pastelería se renuevan cada tres meses. En ocasiones se realizan cenas especiales y eventos en el salón Winter Garden del Hotel, como cordero al vino tinto, mariscos y guisos franceses.

En estos últimos años, el hotel comenzó a difundir sus propuestas culinarias entre los amantes locales. “La gente ve a la marca y a sus servicios como algo completamente inaccesible. En este último tiempo, hemos intentado quitarle algunas capas a nuestro logo e invitar a los barilochenses a disfrutar de variadas propuestas, a tomar el “te Llao Llao”, a degustar los cocktails y otras invitaciones a un costo por demás accesible”, explicó Ayala.

“Cenar en Los Cesares o en Patagonia son experiencias muy lindas. Tienen líneas diferentes, la carta de Patagonia es más amplia, más informal, cuenta con 35 platos entre los que se ofrecen hamburguesas de ciervo, de cordero, risoto de mar, risoto de cordero, algunas sopas y ensaladas. El estilo de Los Cesares es más formal, funciona solo para cenas y se debe mantener un código de vestimenta”, comentó.

Rodrigo considera que la gastronomía en Bariloche es atractiva y tiene buenos productos, pero a sus criterio, faltan profesionales que sumen creatividad y le den a la cocina cordillerana un poco mas de vuelo.

Los restaurantes del hotel han tenido excelente aceptación por parte de sus huéspedes. El 80% de ellos elijen almorzar y cenar dentro de las instalaciones. “Llevo puesta la camiseta y soy consciente de lo que significa. Soy responsable de todo lo que se hace en la cocina y de todo lo que entra y sale de ella”, agregó Rodrigo.

“Estoy muy a gusto con mi equipo de trabajo, el staff fue ampliado con la llegada de Federico Domínguez Fontán como sous chef y a Romina Retamozo como sous chef de pastelería. Ambos con muy buenas experiencias en sus puestos de trabajo”, finalizo el chef ejecutivo.

En el 2009 estuvo presente en el 6º Encuentro de Chef en Altura, en Villa La Angostura, cocinó junto a Leo Morsella y a Rodrigo Ginzuk y sus conclusiones al respecto suman palabras de agrado y agradecimiento a los chef.

Así mismo, Emiliano Schobert, propietario y profesor de la escuela de arte culinario El Obrador, invito al reconocido jefe a dar algunos cursos en la institución, lo cual le fue muy satisfactorio.

 

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